¡Llega San Valentín!
Y eso que yo no lo había celebrado nunca…quién me ha visto y quién me ve…
Pero a pesar de todo, y aunque creo firmemente en las diversas razones que se dan para no participar en ella: es una tradición muy yankee, es un invento de las marcas comerciales para vender más, etc etc.; resulta que en el fondo soy una romántica.
Y sí, el amor hay que demostrarlo cada día que pasamos con esa persona que nos vuelve locos, pero ¿por qué no hacer también algo extra especial en días concretos?
Así que, en dos partes, os daré algunas ideas para celebrar San Valentín. Una, la que leeréis en esta entrada, más cara; y otra, el miércoles que viene, más low cost.
Pero como os he dicho, esta semana me voy a dejar llevar por el lujo, la exclusividad y la sensación de sentirse especial. Porque aunque haya gente que se empeñe en decir que no, la vida es sueño. Y punto.
¿Qué os parece soñar en el hotel W Barcelona?
Tuve la increíble suerte de que mi novio me diera la sorpresa de reservar una habitación para pasar la noche en el Hotel W Barcelona. Cuando me lo dijo casi lloro de emoción.
La experiencia empieza al llegar al exterior del hotel cuando ves una perspectiva magnífica del edificio, que ya es espectacular por si solo, y te dispones a entrar. El hall ya te hace imaginar como será el resto. Pero a veces la imaginación no alcanza.
Cuando entramos en aquella habitación, cualquier sensación que os intentara describir acerca de lo que sentimos cuando abrimos la puerta, se quedaría corta. Nunca en la vida había tenido un primer impacto tan fuerte.
Pasado un rato, como habíamos indicado en la reserva que era una celebración romántica, nos obsequiaron con una botella de cava que nos bebimos sentados en el sofá delante del ventanal, mirando al mar, viendo como oscurecía y viendo la gente diminuta en la plaza situada justo abajo.
Teníamos claro que queríamos disfrutar de la experiencia W al máximo y bajamos a tomar algo al lounge del hotel, en el que un DJ nos hizo aún más agradable la estancia.
Después dimos un largo paseo al lado del mar, como si fuéramos turistas que salen a descubrir mundo, y tengo que decir que es una sensación única poder hacer esto en tu propia ciudad.
Volvimos a la habitación y decidimos pedir room service para cenar, pues después teníamos pensado ir a Eclipse, la discoteca del mismo hotel y que está incluida en el precio de la reserva, y no queríamos salir de la habitación a no ser que fuera estrictamente necesario. Cenamos, de nuevo, mirando al mar y nos empezamos a arreglar para subir al piso 26, donde está la discoteca.
La verdad es que Eclipse es lujo. Estar tomando una copa y bailando despreocupadamente, mientras ves la ciudad iluminada a tus pies es algo único. Igual que lo es, terminar la fiesta cansado y no tener que desplazarte ni preocuparte por el transporte. Simplemente coger el ascensor, bajar y volver a la habitación. Eso es lujo.
Os recomiendo dormir esa noche, si podéis y no sois muy maniáticos a la hora de hacerlo, con las cortinas abiertas para poder ver por la mañana como amanece la ciudad. Os prometo que es un espectáculo y algo que no se ve todos los días.
Antes de acostarnos y conscientes de que ya que estábamos nos pegábamos el lujo, dejamos colgado en la puerta de la habitación lo que queríamos para desayunar y a qué hora queríamos que nos lo llevaran. ¡Qué maravilla recibir un desayuno de lujo y tomarlo sentados mirando al mar! Es de esos instantes que sabes que lo recordarás siempre.
Y diréis, ya… ¡pero esto sale por un ojo de la cara! Sí. No os negaré que toda la experiencia resulta cara y es de esas cosas que si no se pueden hacer, no pasa absolutamente nada. Pero si por lo que sea, existe la posibilidad de regalarlo o de que os lo regalen, no lo dudéis ni un momento. Es de esas vivencias que guardas para siempre en tu memoria, que cuando la estás viviendo sabes que es especial y que cuando ya ha pasado, cada vez que la recuerdas sonríes fuertemente.
Placa de la Rosa dels Vents, 1, Barcelona
Teresa